Tiene 44 años, el pelo cano y buena planta. Es periodista, dueño de una televisión especializada en cotilleos y pese a haber desembarcado en la escena política muy recientemente ha conseguido el tercer puesto en las elecciones legislativas de este domingo en Rumania, relata Amanda Figueras en el diario español El Mundo.
Dan Diaconescu es un político populista de los de libro. Creó su partido, el Partido del Pueblo (PPDD), hace dos años tras hacerse famoso en su faceta de periodista y ha logrado arañar una importante cantidad de votos a las principales fuerzas del país: la Unión Social Demócrata (USL), coalición del Gobierno liderada por el primer ministro Victor Ponta, y la oposición de la recién formada Alianza Rumanía de Derecha (ARD), auspiciada por el presidente Traian Basescu. Su partido obtuvo el 13,5% de los apoyos para el Congreso y el 5,4% en el Senado, por encima de los históricamente terceros, la Unión Democrática de los Húngaros de Rumanía, que superó el 5% en ambas cámaras.
El PPDD tiene 446 candidatos que, según expertos, en su mayoría sólo usan al partido como trampolín para trata de llegar al Parlamento por razones variopintas. "La gente se aferra a mí como si fuera su única esperanza", decía esta semana a AP tras conducir seis horas desde la ciudad minera de Targiu Jiu, donde se presenta para el Parlamento. "Ellos dicen que soy quien les va a sacar de la pobreza, me atribuyen unas cualidades que no tengo, me consideran una especie de Mesías, el salvador de Rumanía", añade.
Los políticos veteranos suelen considerarle como un arribista, "un payaso, el Beppe Grillo rumano", decían fuentes cercanas a la USL poco antes de las elecciones, quizás subestimando las consecuencias del hartazgo ciudadano. Diaconescu seduce a la gente con su perfil de hombre hecho a sí mismo, de origen humilde y no demasiado desbaratado por su