Situada a tres horas de Bucarest y al borde los Cárpatos, la ciudad de Râmnicu Vâlcea tiene poco más de 100.000 habitantes. Allí, en un pequeño barrio conocido como Ostroveni, se encuentra lo que algunos conocen como el Silicon Valley del fraude cibernético. Entre los viejos edificios de la guerra fría es posible ver los últimos modelos de BMW, Audi y Mercedes, conducidos por veinteañeros en chándal y con cadenas de oro que aceleran en los semáforos. Tal y como desvelaba la revista Wired, ellos se han hecho los amos de esta parte de la ciudad y la han convertido en el centro de un negocio oscuro y millonario, explica Antonio Martín en un artículo publicado en lainformación.com.
Aunque el barrio es conocido por las policías de todo el mundo como"Hackerville" (la ciudad de los hackers), los tipos que allí habitan y que han convertido el barrio en su centro de actividades tienen poco de hackers y mucho de estafadores. En los últimos diez años, y ante la dejadez de las autoridades rumanas, se han concentrado en este lugar algunos de los ciberdelincuentes más buscados de Europa.
Su actividad consiste principalmente en publicar falsos anuncios de venta de coches, pisos y otras propiedades, y recaudar el dinero estafado a los incautos cibernautas. Decenas de compinches en distintas ciudades de Europa, y que ellos conocen como "flechas", recogen el dinero y lo envían de vuelta a Rumanía a través de empresas de transferencia de dinero. Las autoridades rumanas reconocen que esta actividad ha generado millones de euros y que el crecimiento de la zona ha sido espectacular.
El barrio se ha llenado de clubes nocturnos, apartamentos y centros comerciales, pero sobre todo proliferan las empresas de transferencias. En un área de cuatro manzanas se cuentan al menos doce oficinas de Western Union, que han aparecido como setas desde el año 2003. "Es m