En 2006, Csaba Kiss tenía la idea de iniciar una empresa de fabricación de cajas en una nueva incubadora de empresas en Sfantu Gheorghe, Rumania. Las incubadoras de empresas, que albergan empresas nuevas y otras que se encuentran en las primeras etapas de operación, proporcionan espacio de oficina, subvenciones para echar a andar las empresas y servicios de consultoría. El gobierno las estaba promoviendo como vehículo para estimular nuevas inversiones y fomentar el espíritu empresarial, pero en el año 2006 esos centros eran nuevos y muchas personas los consideraban como emprendimientos de alto riesgo, explica en un reportaje el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo.
A pesar de sus reservas, Csaba asumió el riesgo e inició TriBox, su empresa de fabricación de cajas, en una incubadora, con dos empleados y un capital de 10.000 dólares estadounidenses. Pasó tres años en el centro, donde recibió una subvención de 7.000 dólares estadounidenses, alquiler subvencionado, libre acceso a asesoramiento en materia de desarrollo empresarial y la oportunidad de colaborar con otras 19 nuevas empresas.
En 2009 TriBox se hizo autosuficiente y salió de la incubadora, empleó a 11 trabajadores y obtuvo sólidos ingresos anuales de 732.000 dólares estadounidenses a pesar de la crisis financiera mundial de 2008, que había provocado la quiebra de muchas empresas.
"Nunca rechazaba ningún pedido, sin importar la magnitud o si era atípico", señaló Csaba, para agregar que tiene un contrato hasta con BMW, el fabricante alemán de automóviles, para el suministro de cajas para repuestos de automóviles a una fábrica cercana.
Un emprendimiento coordinado TriBox es una de las 200 empresas que han recibido asistencia de una red de incubadoras establecida entre 2006 y 2012 con el apoyo del PNUD, la Agencia Nacional Rumana para las Pequeñas y Median