“Londres-Bucarest – la película de los malentendidos” titula en portada Dilema veche, que dedica un cuadernillo especial a la complicada relación entre Rumanía y Reino Unido, que recientemente se ha visto aderezada con la polémica que despertó el temor de una parte de los británicos de que una oleada de rumanos (y de búlgaros) desembarque en su país cuando las restricciones sobre el mercado de trabajo desaparezcan, es decir, el 1 de enero de 2014, explica Presseurop.
El semanario aborda el euroescepticismo británico, “una corriente que no podemos descuidar” y que se basa en que si “algo no va bien en nuestro país, la culpa es de la UE”. Dilema Veche señala al respecto que:
con cada escándalo, como el de la carne de caballo, las acusaciones contra rumanos y búlgaros no hacen sino generar en la opinión pública británica más resentimiento por pertenecer a la UE.
El semanario describe la errónea percepción de la que a menudo son víctimas los rumanos: Les quitamos los empleos, sus carteras, y a veces ocupamos sus casas, abusamos de su sistema de ayudas sociales y construimos “castillos de oro” a nuestra vuelta. ¿Qué les hemos hecho a los ingleses para que nos culpen de todo? ¿Tienen razón al vejarnos?
En contra de lo que aseguran los partidarios de cerrar el Reino Unido a los inmigrantes de los Cárpatos, una encuesta reciente de la BBC muestra una vez más que no se producirá una avalancha incontrolable de inmigrantes rumanos o búlgaros.
Gandul, señala por su parte que el final de las restricciones del acceso al mercado de trabajo tendrá un impacto reducido sobre las personas que se trasladan a trabajar al Reino Unido: únicamente un 4,6% de los rumanos y un 9,3% de los búlgaros elegirían Gran Bretaña como destino para emigrar en este momento. La mayoría de los rumanos se manifiestan dispuestos a abandonar su país en caso de