La crisis europea iniciada en 2008 y los cambios en la estructura económica nacional resultantes han llevado a España y Rumanía a reducir en mucho su déficit comercial, si bien por vías diferentes: mientras que el tejido productivo español se ha adaptado, buscando en el exterior nuevos mercados, y ha aumentado su competitividad vía devaluación interna, Rumanía ha sido destino de numerosas inversiones productivas extranjeras, un país donde fabricar barato, cerca del mercado de consumo y dentro de la Unión Europea; para el fabricante europeo, Rumanía está de moda.
Ambos países han mostrado en 2012 y lo que va de 2013 un excelente comportamiento exportador y un retroceso de las importaciones (España) o gran moderación de las mismas (Rumanía). Para el resto del año se espera igualmente un bajo déficit o incluso superávit comercial.
Es en cambio muy escaso el volumen de intercambios comerciales entre ambos países: en el conjunto del año 2012 las exportaciones rumanas a España representaron el 3,5% y la 8ª posición del total a países destino de la UE (Alemania 26,5%, Italia 17,2%, Francia 10%, Hungría 7,7% Bulgaria 5,5%, Reino Unido 5,1%, Holanda 4,1%) mientras que las importaciones de España representaron el 3,2% y la 11ª posición (Alemania 23,7%, Italia 14,9%, Hungría 12,2%, Francia 7,7%, Polonia 5,8%, Austria 5,7%, Holanda 4,8%, Bulgaria 3,8%, Chequia 3,4%, Reino Unido 3,3%.
Los elevados volúmenes comerciales entre Rumanía y países como Alemania o Italia se explican en parte por la gran cantidad de empresas industriales de capital alemán o italiano establecidas en este país. Estas importan componentes o materias primas, los tratan y exportan el producto resultante al país de origen. La creciente presencia de empresas productivas españolas en Rumanía resulta en un intercambio similar y por tanto en un crecimiento de los volúmenes comercia