En 1951 la doctora Ana Aslan, que trabajaba en el Instituto Nacional de Gerontología de Rumanía, aseguró haber encontrado la cura antiedad definitiva. Un producto milagroso que era capaz de mejorar el rendimiento del sistema circulatorio, hacer la piel más elástica, prevenir las úlceras, el parkinson y la caída de cabello, mejorar la memoria y la fuerza muscular y, en definitiva, ralentizar en gran medida todos los signos del envejecimiento, relata el confidencial.
El fármaco, bautizado como Gerovital H3, tuvo un fulgurante éxito durante los años 60 y 70. Se acabó prohibiendo por sus dudosos resultados y sus peligrosos efectos secundarios pero, en un giro del destino, ha vuelto a ponerse de moda. Un reconocido geriatra estadounidense, Tom Perls, ha dado la voz de alarma en un artículo publicado esta semana en la revista de la Sociedad Americana de Geriatría: el Gerovital se está vendiéndo sin cortapisas en Internet y la gente no está dudando en comprarlo de nuevo.
El medicamento creado por Aslan (en la foto) se comercializaba con el nombre de Gerovital H3 pero, en realidad, su principal principio activo era la procaína, un conocido fármaco que se utilizaba en las clínicas dentales como anestésico local, más conocido en todo el mundo por su nombre comercial: novocaína. Lo único que hizo Aslan fue añadir a esta potente droga antioxidantes y estabilizantes pero, con el debido apoyo del Gobierno comunista de Rumanía, la disfrazó como el tratamiento antiedad definitivo: el elixir de la eterna juventud.
La campaña de marketing del Gerovital fue un absoluto éxito. En los años 60 y 70 el preparado de Aslan se convirtió en la niña bonita de las celebrities de la época. Entre sus más ilustres usuarios se encontraban John F. Kennedy, Marlene Dietrich, Charles Chaplin, Kirk Douglas o Salvador Dalí. Dado el éxito del preparado, Aslan, que tuvo m