El primer ministro de Rumanía, Victor Ponta, y su homólogo de Moldavia, Iurie Leanca, inauguraron hoy en territorio moldavo la construcción del gasoducto Iasi-Ungheni, que recortará el precio de la compañía rusa Gazprom y reducirá la dependencia de Moscú de esta exrepública soviética. “Cuando dependes de una sola parte, no es negociación sino imposición”, precisó Ponta, que señaló que este gasoducto pretende conseguir mejorar la seguridad energética para Moldavia y el este de Rumanía, a través de la diversificación de las fuentes de suministro de gas. Además, Ponta aseguró que Rumanía tendrá en 2018 una producción de gas suficiente para cubrir el consumo interno y que en esta estrategia energética del país se incluye a Moldavia. El conducto tendrá una longitud de 43,2 kilómetros de los que unos 32 se hallarán en la parte rumana, un diámetro de 508 centímetros y se encontrará a unos dos metros bajo tierra. La capacidad máxima del gasoducto será de unos 1.5 millones de metros cúbicos por año, lo que supone el 15 por ciento del consumo anual de gas de la República de Moldavia. El proyecto de construcción del conducto presenta un presupuesto de 26.5 millones de euros, de los que 7 provienen de la contribución financiera de la Unión Europea y se prevé que sus obras finalicen en 17 meses. Chisinau espera que Rumanía suministre gas a un precio más bajo que el de la compañía rusa Gazprom, cuyo precio ronda los 400 dólares por 1.000 metros cúbicos. Preguntado por si esta inversión inaugurada el día de la independencia de la República de Moldavia no va a molestar al Kremlin, el dignatario rumano dijo que solo piensa en quién se beneficiará. “Hablamos del derecho de cada ciudadano de Moldavia y Rumanía a pagar por el gas a un precio menor; si se enfadan, nos reconciliamos”, dijo Ponta. A la ceremonia de inauguración asistió el comisiario europeo para la Energía, Gunther Oetting