La pared amarillenta agujereada a balazos por el fusilamiento del dictador comunista rumano Nicolae Ceausescu y su mujer, Elena, el 25 de diciembre de 1989, ha pasado a convertirse en una nueva atracción turística en el país balcánico. Después de haberse abierto al público su casa natal y algunas de sus lujosas villas esparcidas por Rumanía, los curiosos pueden acercarse ahora al lugar donde murió el dictador, en un patio del antiguo cuartel militar de Targoviste, situado a unos 80 kilómetros al noroeste de Bucarest, transformado ahora en un museo.
"Se ha intentado ambientar los interiores del recinto con los mismos colores que había en 1989", explica el museólogo Mihai Nastase, mientras enseña la habitación del entonces general Andre Komanici, que custodió el cuartel durante esos "eternos días".
En esa misma sala, donde el matrimonio Ceausescu pasó la revisión médica -Nicolae sufría de diabetes-, se pueden contemplar muebles y objetos de la época, como el teléfono, la televisión y las típicas figuras de decoración que casi todas las familias rumanas conservaban en sus casas.
"Hemos recibido muchas solicitudes de personas que deseaban echar un vistazo al cuartel donde Nicolae y Elena fueron fusilados el 25 de diciembre de 1989", precisa Nastase, que aclara que su apertura se debe al interés, sobre todo, de extranjeros.
Así, los visitantes podrán contemplar la pared que aún conserva los agujeros de los balazos con los que murieron el dictador y su esposa después de un recorrido de 20 minutos por las salas del complejo militar y al módico precio de 7 leis (1,5 euros).
El museo, que fue una escuela del ejército de caballería hasta 1947, cuando pasó a ser un centro militar, ha recibido 1.118 turistas en su primer mes, explica el director del Complejo Museístico de Targoviste, Ovidiu Cirstina.
El 'Conducato