El bloguero Carlos Basté realiza una reflexión sobre la cultura política rumana, intentando asemejarla con la española, pese a sus enormes diferencias sobre todo por su historia.
Ante la cercanía de las próximas elecciones legislativas en Rumania, me he propuesto hacer una somera descripción de la cultura política de los rumanos a partir de algunos libros de sociología e historia y de los informes que periódicamente publica el Grupo rumano para el estudio de los valores sociales, perteneciente al Institutul de Cercetare a Calităţii Vieţii, explica el autor en Bucarestinos.
Como en el caso de España y el franquismo, es difícil entender la presente cultura política de Rumania sin hacer una breve referencia a su pasado comunista. El régimen comunista rumano, inaugurado en 1947 y dirigido desde 1965 por Nicolae Ceauşescu, se caracterizó desde finales de los años 70 por implantar un modelo estalinista de socialismo sometido a la única voluntad de su presidente y, en menor medida, de una poderosa Nomenkatura.
Hablar de una cultura política rumana predemocrática requeriría un análisis detenido ante la escasez de encuestas o entrevistas objetivas efectuadas en aquellos años. Sin duda, existía una minoría, impregnada de ideología, perfectamente integrada en el sistema y muy identificada con el régimen de Ceauşescu.
Por otro lado, la mayoría de la población, una parte importante de la cual era población rural con escasa formación y poco interés por la política, se mostraba conformada con el régimen, aunque gracias al monopolio ideológico ejercido desde la escuela, respetaba de modo reverencial la autoridad del Partido Comunista Rumano (PCR) y de su presidente y huía de polémicas políticas.
Lejos quedaba el ideal marxista de la democracia popular, siendo Rumania un estado asediado por la policía política, la temida Sec