Estuve esta semana acompañando a un empresario español del sector del vino y a un enólogo por varias bodegas del oeste de Rumanía. Hace unos meses les propuse una visita, para que conocieran un producto que yo considero excepcional. En realidad mi opinión cuenta poco. No soy ni mucho menos experto. Me gusta beber una copa en las comidas el fin de semana, y si ceno con amigos lo disfruto mucho más. Difícilmente lo beberé en casa estando sólo. Cuando voy de invitado siempre llevo una botella. Me ayuda a reducir la pequeña bodega que tengo en casa. Nunca compro. Tengo la suerte de que me regalan muchas y se acumulan en los armarios de mi cocina.
Pero volviendo a los invitados, quise confirmar mi impresión, y la de especialistas del sector, que conozco desde hace ya años, con los que colaboro y aprecio mucho, pero siempre piensas que quizá una opinión externa reforzará las ideas que puedas tener y las que los expertos locales te puedan expresar. Y por otro lado, me interesaba ver la posibilidad de exportar este vino a España.
cata 2Rumanía fue en tiempos de Ceaucescu un gran productor de vino, si bien no era (según me comentan), de buena calidad. Con la privatización de terrenos agrícolas y la consiguiente división de las grandes fincas en cientos de pequeñas parcelas de 1 o 2 hectáreas, el cultivo de la viña se descuidó, la producción cayó y la anteriormente escasa calidad se fue al traste.
Pero la tierra es la que es, y es una tierra de excelente calidad. Entonces llegaron los inversores extranjeros, tambien a este sector, que pusieron el capital. Los fondos europeos dieron un empuje adicional. Se empezaron a crear plantaciones más o menos grandes, consistentes, y se empezó a modernizar las distintas fases de producción. El sector está en plena efervescencia y no hay productor serio que no quiera seguir creciendo en hectáreas y en cali