Castelló ha dejado de ser el dorado para la población foránea por la crisis económica. La inmigración es uno de los grupos más vulnerables y el principal colectivo extranjero de Castelló -Rumanía- ya ha empezado a hacer las maletas a Alemania o Francia tras aguantar a duras penas en estos últimos cuatro años. 55.620 rumanos residían en Castelló en 2011, copando la mitad de la colonia foránea, informa Las Provincias.
Miles de ciudadanos del país de los Cárpatos aterrizaron a partir de 2002 en las comarcas del norte atraídos por su pleno empleo y su boyante sector de la construcción. Tras sembrar raíces, en 2008 pinchaba la burbuja inmobiliaria y de golpe centenares de empleados, tanto españoles como inmigrantes, se quedaban sin trabajo. En pocos meses el paro se extendió como una pandemia y alcanzaba al 50% de rumanos.
La colonia rumana ha resistido hasta ahora el envite de la crisis porque un regreso a Rumanía es inviable. Las condiciones económicas de su país son todavía peores que las de España. Ha soportado la tempestad a través de los subsidios, apoyo de las redes familiares y asociativas y la economía sumergida, pero con la llegada de 2012 su situación es insostenible y ha puesto la mira en otros horizontes. "Intentamos aguantar pero ya no hay nada, no hay ni trabajo en negro", apunta un portavoz de la Asociación de Inmigrantes de Europa del Este (Aipe).
Su marcha se ha intensificado este año y la población rumana se ha reducido un 20 %, según la presidenta de Aipe, Ángela Placsintar. La cifra de residentes habría pasado de 55.000 a 44.000 en la provincia. Como muestra, cerca de un millar de ciudadanos se ha dado de baja en el último mes del padrón municipal de la capital de la Plana, según publica el Boletín Oficial de la Provincia. "De los 20 que participaban en un proyecto de la construcción se han ido todos a Francia y Alem