Posiblemente sea una de las principales causas de la crisis española, generalizada, asumida, poco comentada y verdadero cáncer que destruye el tejido empresarial y social: en España se paga tarde, mal y nunca, explica José Miguel Viñals, lector corresponsal de La Vanguardiay director general de Via Rumania.
El informe de European Payment Index 2011 de Intrum Justitia que no hace sino confirmar mi experiencia de más de 15 años trabajando por toda Europa, y que explica porqué estamos mal y no saldremos fácilmente del agujero.
En el informe (pág. 6) destacan los nórdicos (Finlandia, Estonia, Suecia, Lituania, Noruega…), con plazos reales de pago de entre 20 y 50 días según el cliente sea consumidor, empresa o sector público. Entre 30 y 60 días están la mayoría de países europeos, y entre 70 y el infinito y más allá figuran, cómo no, Grecia, Italia, Portugal y España.
En la multinacional donde trabajé como director financiero muchos años nuestro plazo de pago en Reino Unido era de 30 días, en Francia estaba entre 30 y 60 días, en España entre 60 y 120, en Italia entre 60 y a babbo morto, es decir, cuando se muera el abuelo. Por supuesto, España e ltalia tenían costes administrativos (reclamación de pagos) y financieros muy superiores a los de los demás países. También en España había excelentes pagadores al contado, que por su condición obtenían descuentos adicionales de entre el 3% y el 5% frente a las teóricas condiciones estándar de 60 días, es decir, un equivalente de descuento financiero anualizado de entre el 18% y el 30%. Mejor que la rentabilidad de ningún depósito. Estos clientes son los que hoy siguen siendo fuertes en sus mercados respectivos.
Porque cobrar pronto y pagar pronto es la mejor garantía para que funcione una familia, una empresa y por ende un país: precios ajustados a cambio de cobro anticipado o a entre