Rumanía cierra ayer la campaña para las elecciones parlamentarias del domingo, marcadas por el duro enfrentamiento entre el presidente del país, el conservador Traian Basescu, y el actual primer ministro, el socialdemócrata Victor Ponta. Todos los sondeos otorgan una clamorosa victoria, con mayoría absoluta, a la coalición gubernamental de la Unión Social Liberal (USL), compuesta por el Partido Social Demócrata (PSD) y el Partido Nacional Liberal (PNL).
Solo una encuesta da posibilidades a la Alianza Rumanía de Derecha (ARD), pero este sondeo fue realizado por esa misma formación. Así, la campaña ha estado dominada por Ponta y sus seguidores, pero su vaticinado triunfo abre las puertas a un estancamiento político si tras los comicios el presidente se niega a darle a Ponta el encargo para formar el nuevo gabinete. "Los partidos políticos no han logrado una campaña electoral que parta de premisas reales", se lamentó hoy Basescu.
"El nuevo premier debe tener un perfil proeuropeo con capacidad de obtener una mayoría y responder a las realidades del país", añadió el jefe del Estado en declaraciones televisadas.
Por su parte, Ponta se congratuló este mismo viernes de que "el USL consiguió poner el hocico entre las patas de Basescu". Ante lo que se pronostica como fiasco de los candidatos de la ARD, auspiciada por Basescu, el jefe de Estado, que en su cargo no puede pertenecer a ningún partido, ya se había lanzado en tromba al acusar al primer ministro de corrupto de cara a los comicios.
"El actual Gobierno conducido por Ponta está predispuesto al fraude electoral", dijo recientemente. Sin programas políticos definidos de izquierdas ni de derechas, Basescu y Ponta se enzarzaron en nutridas diatribas ante unas elecciones halladas bajo la atenta mirada de Bruselas, que deberá decidir en breve el calendario de acceso de Rumanía a