La Plaza de la Victoria de Timisoara, donde en 1989 comenzó la revolución que acabó con la dictadura comunista en Rumanía, ha sido el escenario perfecto para un festival de jazz que apostó por la mezcla de estilos y la fusión cultural, y que cerró el saxofonista David Murray el pasado fin de semana, publica el idealdigital, que recoge un reportaje de la Agencia EFE.
Al borde de la frontera con Serbia y Hungría, Timisoara ha albergado durante tres días un festival gratuito y muy alternativo, marcado por la simbiosis de culturas de esos países, Rumanía, Alemania y la herencia judía.
Artistas de talla internacional, como el bajista camerunés Richard Bona, considerado uno de los mejores del mundo, o el vocalista estadounidense Kurt Elling, han pasado por la primera edición de un festival con vocación de consolidarse en el calendario de citas musicales.
"En estos tres días de conciertos nos orientamos a todo el mundo: tanto a los amantes del jazz como a los jóvenes que les gusta la música electrónica y a aquellos que se exponen a un nuevo género", señaló a Efe Norbert Tako, director del festival JazzTM.
Así, en este certamen se han podido escuchar, por ejemplo, ritmos africanos de la mano de Bona y su grupo Bonafield, que retaron al público a seguir escuchando más música.
"¿Queréis todavía 10 canciones?", preguntó el camerunés, afincado en Nueva York, a un público entregado al jazz.
En la noche del sábado, Elling interpretó canciones incluidas en su último disco, "1619 Broadway: The Brill Building Project" con las que conquistó a los asistentes.
"Como os he prometido desde el principio, esta noche no tenemos lluvia, solo amor", declaró al público congregado pese a la amenaza de tormenta, que finalmente no aguó el concierto.
Su reiterada apelación al "amor" durante el recital se mezcló con lo